jueves, 28 de mayo de 2009

El Gran Cinturón Transportador.


Una corriente oceánica es un movimiento de traslación, continuo y permanente de una masa de agua. Estas corrientes pueden ser originadas por muchas causas: Movimiento de rotacion terrestre, vientos, los planetas, la configuración de las costas... etc.

A uno de estos tipos de corrientes los científicos lo han llamado el 'Gran Cinturón Transportador'. Esta corriente lo que transporta no es otra cosa que el calor de unos puntos a otros de la tierra. Su funcionamiento se basa en la convección. El agua que está a un nivel bajo con respecto a la superficie fluye a través del suelo oceánico hacia el ecuador, mientras que las aguas superficiales cálidas de las latitudes tropicales fluyen hacia arriba para reemplazar al agua que se hunde. De esta manera el transportador se mantiene activo. De esta forma, al Norte de Europa le llega calor del ecuador, energía comparable a la producción de un millón de centrales nucleares.

Sin el inmenso calor que proporcionan estas corrientes marinas la temperatura media europea podría descender de 5 a 10 grados Centígrados. Este cambio de temperatura sería similar a las temperaturas medias del planeta hacia la final de la última era glacial, hace aproximadamente 20.000 años.

¿Qué puede hacer que se detenga el Transportador? El agua dulce.

Debido a que el agua salada es más densa y pesada que la dulce, un "endulzamiento" del Atlántico Norte haría las capas superficiales más livianas o boyantes. Y esto es un problema, ya que el agua de la superficie necesita hundirse para que funcione el Transportados.

Algunos científicos temen que el hielo que se funde en el Océano Ártico pueda verter una cantidad de agua dulce al Atlántico Norte suficiente como para interferir con las corrientes marinas. Parte de esta agua dulce procedería de la propia masa de hielo que se derrite, pero el principal contribuyente sería el aumento creciente de lluvia y nieve en la región. La capa de hielo que se contrae deja al descubierto una cantidad mayor de superficie oceánica, permitiendo que una mayor cantidad de humedad se evapore en la atmósfera y dé lugar a un mayor número de precipitaciones.

Este cambio en las corrientes marinas puede surgir pronto, de un modo inesperado, en un período de tiempo tan corto como de 20 años, según Robert Gagosian, presidente y director de la Institución Oceanográfica Woods Hole. Otros dudan que esto llegará a ocurrir. Aun así, el Pentágono ha tomado nota. Andrew Marshall, un planificador veterano del Ministerio de Defensa, presentó recientemente un informe no confidencial que describía cómo un cambio en las corrientes marinas en el futuro próximo podría comprometer la seguridad nacional.

"Es difícil predecir qué pasará realmente", advierte Donald Cavalieri, científico pricipal en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de NASA, "puesto que el Ártico y el Atlántico Norte son sistemas muy complejos, con muchas interacciones entre la tierra, el mar y la atmósfera". Los resultados de investigaciones recientes, sin embargo, sugieren que los cambios que estamos viendo en el Ártico podrían afectar potencialmente a las corrientes que calientan Europa del Este, y este hecho mantiene a mucha gente preocupada.

Hoy en día la idea de que el clima puede cambiar rápidamente se está convirtiendo en una teoría respetable. En un informe, de 2003, Robert Gagosian cita una "evidencia que avanza rápidamente (desde, por ejemplo, los anillos de los árboles y los núcleos del hielo) de que el clima de la Tierra cambió abrupta y enormemente en el pasado". Por ejemplo, mientras que el mundo se calentó al final de la última era glacial hace aproximadamente 13.000 años, las capas de hielo derretido parecían haber provocado un alto repentino en el transportador, devolviendo el mundo a un período de 1.300 años de condiciones tipo era glacial llamado "Younger Dryas".

¿Ocurrirá de nuevo? Los investigadores están intentando averiguarlo por todos los medios.

"El derretimiento del hielo marino es consecuente con el calentamiento que hemos presenciado en el último siglo", nota Spencer, pero "no sabemos qué porción de ese calentamiento se debe a las fluctuaciones naturales del clima y cuál a la emisión de gases de efecto invernadero".

Si el Gran cinturón transportador se detiene de pronto, no importará la causa. Los europeos estarán pensando en otras cosas, por ejemplo, cómo hacer que crezcan cultivos en la nieve. Esta es la hora de averiguarlo, mientras el fenómeno es sólo una posibilidad escalofriante.



Fuente: http://www.espacial.org/planetarias/clima/eraglacial1.htm

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